El sueño
Y de repente, cerré el ojo que me quedaba abierto, y me dormí sabiendo que iba a vivir otra gran aventura…
¡Pip, pip! ¡Pip, pip! ¡Pip, pip! Sonaba el despertador. Ya era la hora de ir a la escuela.
Estaba con mi padre, así que él fue a ver si me había despertado.
- Laia… Al colegio… - Dijo mientras me tocaba la espalda por si no estaba despierta.
- Joo papá… ¡Yo quiero dormir un rato más! ¿No me puedo quedar en casa? - Le sugerí yo aún sabiendo que me iba a decir que no.
- No, va. Date prisa que llegarás tarde. -Me contestó él.
- Uff… Está bien. - Le dije mientras se iba a la salita.
Entonces, no sé como, estaba en la puerta de calle. Y ya me había vestido, ya me había peinado, ya había desayunado, ya me había lavado los dientes… ¡Ya lo había hecho todo! En ese momento me puse la mochila y me fui.
Cuando llegué al colegio, Clara, una amiga de clase, me preguntó:
- ¿Has hecho el ejercicio cinco de castellano? ¿A que era muy muy fácil? -Dijo ella.
- ¿Que? ¿Había que hacer la actividad cinco de castellano? -Pregunté extrañada y asustada.
- Claro. -Dijo Clara.
Yo no le contesté y me fui corriendo a mi mesa, bajé la silla y me puse a hacerlo corriendo. Un momento, ¡Mi bolígrafo no iba! Le pedí uno a Àngela, que estaba sentada a mi lado, ella me lo dió y cuando iba a escribir, ¡desapareció!
A continuación, Eva, la profesora, estaba preguntando quien había hecho los deberes. Yo estaba muy nerviosa, y cuando le tocó preguntarme a mi dijo:
- Laia, despierta.
Un momento, ¿que? Pensé yo.
Entonces me desperté. Había estado soñando.
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